En el Día Internacional de la Paz
Saludamos los esfuerzos por la paz en Colombia
En la Conferencia de Río+20 celebrada este año el Secretario de las Naciones Unidas instó a todos a trabajar por una paz sostenible dentro de un esfuerzo conjunto por el desarrollo. Esta invitación obliga, especialmente a los gobernantes, a redoblar sus iniciativas para garantizar sin reserva los derechos de toda la población, de sus comunidades y de los pueblos que conforman la nación guatemalteca, pues mientras estos derechos irrenunciables sean atropellados como sucede día a día, no es posible hablar de paz y menos de paz sostenible y desarrollo. Es más objetivo hablar de un conflicto instalado casi irresoluble.
Organizaciones que nacimos con los Acuerdos de Paz en Guatemala y venimos trabajando por el desarrollo desde el enfoque que estos plantean como la manera efectiva de contribuir a erradicar las causas de la guerra y construir la paz, experimentamos las enormes dificultades de esta tarea. Día a día vemos cómo se aleja la paz y se acercan los conflictos desde oriente a occidente y desde el norte al sur. Estos se incuban y desarrollan con la presencia opaca de empresas nacionales y trasnacionales, que con la complicidad de distintas autoridades del país, entran a las comunidades, debilitan sus estructuras, irrespetan sus procesos de consulta y su voluntad. Al mismo tiempo deterioran el medio ambiente, capitalizan sus empresas con la extracción de los diversos bienes naturales que tienen las comunidades y dejan unas vergonzosas regalías que no sólo no contribuyen al desarrollo, sino que lo impiden y deforman.
Por otro lado, vemos que no es tratando de sofocar dichos conflictos y persiguiendo a los que asumen la responsabilidad de expresar las reivindicaciones de sus comunidades que va a llegar la paz ni el desarrollo. No es con millonarias campañas de las empresas que se va a legitimar estos atropellos y solucionar los conflictos sociales. Las autoridades y las empresas deben modificar su visión de las comunidades y de sus formas de organización. No son colectivos subalternos a premiar o criminalizar. Son sujetos de derechos y de dignidad con su propia visión del desarrollo para un buen vivir con un papel de primer orden en la vida nacional.
En este Día Internacional de la Paz no podemos dejar de mirar hacia nuestros hermanos de Colombia y saludar los esfuerzos que llevan a cabo por abrir caminos irreversibles para una paz definitiva y sostenible. Una paz que sabemos difícil por nuestra propia experiencia, pues no es solamente el cese al fuego. El cese al fuego tiene muchos aliados; la erradicación de las causas de la guerra y la construcción social y económica de la paz –que es el enfoque las Naciones Unidas–, tiene menos. La pretensión de profundizar el modelo económico neoliberal de algunos sectores muy poderosos de nuestras sociedades deja a flor de piel el conflicto, implanta un modelo excluyente que tiene costos irreparables para nuestros pueblos y en definitiva aleja la paz social y la hace insostenible.
Fundación Guillermo Toriello
Guatemala Septiembre 2012