Fundación Guillermo Toriello ante la Iniciativa de Ley 40-84
La Fundación Guillermo Toriello -FGT- viene trabajando por el cumplimiento de los Acuerdos de Paz desde su creación, además acompañando a diferentes actores sociales, especialmente, a las comunidades y organizaciones campesinas para que se hagan realidad los compromisos que el estado guatemalteco asumió en función del desarrollo rural integral y los derechos de los pueblos indígenas.
Consideramos que la Iniciativa de Ley 40-84 Ley del Sistema Nacional de Desarrollo Rural Integral es punto de llegada y un resumen excepcional que cataliza y da forma jurídica a una legitimidad incuestionable, que los Acuerdos de Paz contienen. Distintos medios, actores políticos, líderes religiosos, organismos internacionales, incluso funcionarios se han expresado con argumentos muy serios favorablemente a esta iniciativa de ley. Masivamente las organizaciones en toda su diversidad le han dado su respaldo social y vienen movilizándose para impulsarla. Lo han hecho con argumentos, propuestas y muchos sacrificios.
Esto evidencia que es una ley que recoge un tema de interés nacional y busca darle una salida responsable, moderada, viable. Una iniciativa que puesta en marcha comenzaría a desactivar los conflictos instalados en diferentes partes del país. Sin embargo, la ley fue bloqueada en el Congreso por la acción de los empresarios agrícolas y representantes de otras cámaras que imponen, someten y anulan con su poder económico a muchos delegados a este órgano del estado guatemalteco.
¿Cuál es el fondo del problema? Por primera vez hay una ley que mira de frente e integralmente el problema de los trabajadores y de las trabajadoras del campo; ciudadanos y ciudadanas, sujetos de derechos irrenunciables, actores y actoras de primer orden en el desarrollo interno del país por encima de las empresas que lo adversa. ¡Bien merece una ley del Congreso que fortalezca sus grandes capacidades! El desarrollo rural es un derecho reconocido y una obligación del Estado protegerlo e impulsarlo.
El problema de fondo para los empresarios agrícolas que hunden sus raíces en la estructura colonial es que en la medida que esta iniciativa se apruebe y se haga realidad, los campesinos y campesinas tendrán un instrumento de emancipación y empoderamiento económico y político, y dejarán de ser los “sobre explotados como la tierra misma”, como escribe nuestro universal escritor Luis Cardoza y Aragón en su libro La Revolución Guatemalteca.
Lo que no perciben estas corporaciones agrícolas es que su oposición hace crecer la fuerza, las alianzas con otros sectores y, esperamos que las convergencias de las organizaciones y comunidades del campo, las cuales no van a detenerse porque esta iniciativa es portadora en su seno de derechos irrenunciables.